Sistemas avanzados de asistencia al conductor
Sistemas avanzados de asistencia al conductor, o ADAS, es el término utilizado para describir el creciente número de funciones de seguridad diseñadas para mejorar la seguridad del conductor, los pasajeros y los peatones, reduciendo tanto la gravedad como el número total de accidentes automovilísticos.
ADAS puede advertir a los conductores de peligros potenciales, intervenir para ayudar al conductor a mantener el control para evitar un accidente y, si es necesario, reducir la gravedad de un accidente si no se puede evitar. En resumen, el ADAS compensa nuestros errores, ya sea por falta de atención, por errores de control o, hasta cierto punto, por pura estupidez. Por mucho que a los humanos nos incomode admitirlo, no somos perfectos, pero ADAS está aquí para ayudarnos. Al menos, ésa es la idea.
A medida que las tecnologías ADAS asociadas se desarrollan y perfeccionan, y que los fabricantes de automóviles buscan atraer a los clientes con una gama cada vez mayor de funciones centradas en la seguridad y la comodidad, el paraguas bajo el que residen los ADAS se ha hecho cada vez más grande. En la actualidad, el término ADAS engloba una gama cada vez más amplia y común de sistemas pasivos y activos que se ofrecen como opción o de serie en un número creciente de coches y vehículos comerciales nuevos. Algunas funciones ADAS están tan probadas y son tan eficaces que se han convertido en obligatorias en algunas regiones del mundo. En la actualidad, la ADAS abarca desde las funciones de confort y comodidad cotidianas para el conductor y los pasajeros hasta la mitigación y prevención de accidentes y lesiones. De hecho, los límites son cada vez más difusos y, a veces, puede resultar difícil determinar dónde empieza y dónde acaba la función ADAS.

Decir que el ADAS es "cada vez más común" es, de hecho, un poco falso. El ADAS lleva décadas desempeñando un papel importante en el desarrollo de vehículos más seguros, pero las primeras encarnas de la tecnología de asistencia al conductor en automoción están ahora tan desarrolladas, son tan eficaces y nos resultan tan familiares que a menudo las damos por sentadas.
El más común y familiar de todos es el sistema antibloqueo de frenos, o ABS. Desde mediados del siglo XX, los fabricantes de automóviles han desarrollado y probado diversas versiones del ABS, pero el sistema antibloqueo de las cuatro ruedas controlado electrónicamente se utilizó por primera vez como opción en el Mercedes-Benz Clase S W116 de 1978. Los beneficios del ABS en términos de reducción de la frecuencia y gravedad de los accidentes están tan ampliamente reconocidos y documentados que es obligatorio en todos los coches nuevos vendidos en la Unión Europea desde 2004.
Aparte del ABS, los sistemas de control de tracción (TCS) y el control electrónico de estabilidad (ESC, a veces llamado programa electrónico de estabilidad, o ESP, o control dinámico de estabilidad, DSC) también han entrado en el reino de la realidad automovilística cotidiana. Una vez más, las ventajas probadas de cada sistema son bien conocidas, y el ESC, al igual que el ABS, es ahora obligatorio en la UE. De hecho, el ESC está ampliamente reconocido como el sistema que más contribuye a la seguridad de los vehículos, debido a su capacidad para reducir el número y la gravedad de los accidentes, especialmente los que implican que un vehículo vuelque y se salga de la carretera, una situación que a menudo provoca lesiones graves e incluso muertes. En 2016, el inventor del ESC, el ex ingeniero de Bosch Anton van Zanten, lo describió, quizás con un sesgo comprensible, como "la parte más importante de ADAS y la base de todos los sistemas futuros".
El ESC y el TCS también sientan un precedente para el futuro desarrollo de ADAS al combinar la funcionalidad de un sistema existente con nuevos desarrollos para ayudar aún más al conductor. Para llevar a cabo sus tareas específicas, tanto el TCS como el ESC utilizan el módulo de control del ABS para aplicar el retardo a ruedas individuales en condiciones prescritas como parte de sus cometidos particulares.
Hoy en día, la integración de la funcionalidad ADAS es habitual, pero aunque las capacidades crecientes de unos sistemas cada vez más complejos están aumentando la seguridad de los vehículos, hay que distinguir entre ADAS, que está diseñado para ayudar en la tarea de conducir, y la funcionalidad autónoma o de autoconducción, que en última instancia pretende arrebatar el control del vehículo al conductor. La primera ya está disponible, la segunda no.
Para responder a la pregunta "¿Qué es ADAS?" tenemos que hacernos -y responder- una serie de preguntas relacionadas, y explorar áreas temáticas afines de la siguiente manera:

¿Por qué ADAS?
Un informe de la aseguradora mayorista Swiss Re analizaba las estadísticas de accidentes facilitadas por el Ministerio de Transportes británico. Concluía que una hipotética (y ciertamente poco realista) adopción de 100% de advertencia de colisión frontal, detección de ángulo muerto y advertencia de salida de carril para 2020 reduciría los accidentes en autopista en 16,3% y los accidentes en otras carreteras en 11,6%.

¿Cuál es el futuro de ADAS?
La tecnología ADAS avanza a un ritmo casi sin precedentes. Los ADAS conectados abren sin duda un nuevo mundo de oportunidades para mejorar la seguridad vial y allanan el camino hacia la plena autonomía.

Hardware ADAS
Los ADAS actuales combinan varias tecnologías para funcionar. En esencia, cada sistema consta de al menos un sensor que controla determinados parámetros y transmite la información necesaria, que luego se procesa y analiza.

Sensores ADAS
La tecnología de sensores es un motor clave del desarrollo de ADAS. Las funciones ADAS y de conducción autónoma se alimentan de un flujo continuo de información sobre el entorno que rodea al vehículo, y es tarea de los sensores proporcionarla.

ADAS en la carretera
Algunas funciones ADAS ya son habituales en las carreteras, mientras que muchos otros sistemas están disponibles como opciones de coste o de serie en los modelos de lujo más caros, una exclusividad que inevitablemente cambiará en un futuro próximo.